La Basílica fue construida durante el siglo XV y fue modificada muchas veces con agrandecimientos y transformaciones hasta cuando, en el 1944, durante la Segunda Guerra Mondial, fue casi totalmente destruída por los bombardeos. Cinco años después fue reconstruida siguiendo fielmente el dibujo inicial y remplendo al máximo los materiales originales.
El aspecto exterior de la iglesia está caracterizado por formas sencillas y armoniosas: la fachada en ladrillos con un pórtico cubierto con un techo tendido mientras que la parte superior acaba con un tímpano que cierra un sol con el trigrama de Bernardino; la torre campanaria fue rehecha al final del siglo XVII.
El interior es impresionante por su maravillosa elegancia que responde a los cánones renacentistas de orden, armonía y proporción. El conjunto presenta una nave única enrequecida de cuatro capillas por lado; el presbiterio, de altura superior a lo de la nave, está cubierto por una cúpola. En esta sobria cornisa, inspirada al respecto de la espiritualidad franciscana, se cidan maravillosas obras de escuela senesa y florentina realizadas entre los siglos XIV y XVI.