Basílica de Santo Domingo
Presentación
La grandeza de la Basílica de Santo Domingo manifiesta visivamente la influencia de los dominicos en Siena al tiempo de Catalina. San Francisco y Santo Domingo crearon una original forma de vida religiosa que se adaptaba a las nuevas ciudades comerciales. Al revés de los monjes, los frailes no producían su sustento y dependían de la generosidad de la gente de la comunidad: eran llamados mendicantes. Los conventos estaban situados en las afueras de las ciudades, en los suburbios donde vivían los más pobres. La capacidad de sus iglesias estaba pensada para acoger a la gran masa humana que asistía a las celebraciones religiosas. Aquí en esta iglesia, que domina el barrio de Fontebranda, Catalina ha participado a la Santa Misa muchas veces.
Este lugar explica también el saber teológico de Santa Catalina: los dominicos se llaman “predicadores” porque su finalidad es la enseñanza de las verdades de fe. Por lo tanto, Santa Catalina, no obstante sus orígines humildes, pudo contar con una buena instrucción religiosa que aumentará admirablemente con las sucesivas revelaciones divinas.