Santuario-Casa de Santa Catalina
Oratorio de la Cocina
Este ambiente comprende el espacio ocupado por la cocina de la familia Benincasa. Detrás de la reja colocada debajo del altar, son visibles aún los restos del hogar: fue precisamente en este hogar encendido donde Santa Catalina, en éxtasis, cayó quedando milagrosamente ilesa. Entre estas paredes domésticas, la Santa transcurrió la primera parte de su vida en continuas oraciones, penitencias, momentos de contemplación y diálogos con Dios, hasta que su actividad espiritual se transforma en sostén concreto de la Iglesia y del Papado, llevando a cabo la empresa diplomática más importante del siglo XIV en Europa que terminará con el viaje a Aviñón y con el regreso del Papa a Roma.
Casi un siglo después de su muerte, entre 1482 y 1483, la Cofradía de Santa Catalina escogió este ambiente como lugar de reunión de los cofrades. Sobre el altar, una tabla del pintor Bernadino Fungai del 1496. En la parte central de esta pintura, encargada quizás por la familia Saracini, una de las más importantes de Siena, representa el episodio de los estigmas de la Santa, el momento más alto de su camino espiritual. Cuando se realizó esta tabla, el Crucifijo que había estimagtizado a la Santa, actualmente conservado en el Oratorio del Crucifijo, estaba todavía en Pisa y fue traído a Siena solamente unos años más tarde en 1565. Pocas personas, antes de entonces, debían de . . .