La Basílica de San Francisco

Historia de la Construcción

El 12 de marzo de 1326 en una solemne celebración,se colocó la primer piedra para  la construcción de la nueva iglesia de San Francisco, de mayores proporciones con respecto a la anterior y ubicada en el mismo lugar. El dibujo era de dos arquitectos seneses: Agostino de Giovanni y Agnolo de Ventura. La primer iglesia más pequeña, al principio fue conservada para mantener el  desarrollo regular de las celebraciones religiosas. Veinte años después, en 1348, la ciudad sufrió  las consecuencias de la peste negra que diezmó a la mitad de la población senesa y obligó a la interrupción de los trabajos de esta iglesia así como de otras. En aquella época, habían ya terminado el ábside y las capillas de la cruz, que como en todas las iglesias eran generalmente los primeros elementos a ser construidos junto con el altar. Se pueden remontar a esta época de desconcierto, algunos fragmentos de frescos que se conservan en la pared lateral derecha de la nave  representando la Visitación, unos Santos y los Estígmatas de San Francisco. Remonta a la misma época (1370) también, el fresco a falso políptico de Andrea Vanni conservado en la capilla del Sacramento.
En 1407 el taller de la iglesia se activó nuevamente con los trabajos de restauración  de la misma, después de estar abandonados por mucho tiempo; es fácil pensar que este nuevo fervor costructivo fuera suscitado por la presencia de San Bernardino de Siena que vivía y seguramente quería ver acabada la gran iglesia dedicada a San Francisco.
Gracias a la influencia de otro gran personaje senés, el Papa Pio II Piccolomini, se obtuvo que la iglesia de San Francisco fuera incluida dentro de los nuevos muros de la ciudad realizados en 1473 y aún hoy visibles en el valle detrás del ábside. El Papa Pio II tenía mucha devoción en la iglesia franciscana y por eso sepulto allí a sus padres y él mismo había estado un tiempo en el monasterio de los frailes menores. En  1475 el edificio fue terminado. Pocos años después, en 1482, el grande arquitecto, pintor y escultor senés  Francesco de Giorgio Martini fue encargado de sobreelevar las paredes laterales para dar mayor proporcionalidad al conjunto. En esta ocasión, el artista realizó el maravilloso portón central decorado que hoy está al interior de la iglesia, entrando por el lado izquierdo.
El edificio actual, a pesar de que haya sufrido muchas  modificaciones durante los siglos, presenta aún hoy la planta tradicional de las típicas iglesias de las Ordenes mendicantes: una enorme y simple aula única, sin columnas que, estando entre el predicador y los fieles, habrían podido distraer a estos últimos mientras escuchaban; al final de la grande nave se encuentra el cruzero, dividido en capillas. La planta es a forma de cruz egipcia, la misma de la iglesia senesa de Santo Domingo. Ambos edificios, totalmente construidos en ladrillos, son la clara interpretación del mensaje de las Ordenes mendicantes: no sorprender con lujo sino mover las almas con las palabras y los ejemplos.