Además de la de Santa Catalina de la Noche, otra importante Compañia, hallada en los subterráneos del hospital, era la de los Disciplinados. Fué constituida, con mucha probabilidad, durante el Doscientos, época durante la cual fueron emanados los primeros estatutos, pero sus orígenes legendarias se remontan a la primera Edad Media o tal vez a los tiempos de San Ansano, bautista y protector de Siena, martirizado, según la tradición, en la contigua calle del 'Foso' todavía dedicada al Santo. Las normas que dictaban los requisitos necesarios para la admisión y la pertenencia a la Compañia, exigían una selección rígida de los ciudadanos que querian hacer parte, elegidos entre los más acreditados representantes de la clase dirigente senesa. A estos hombres se imponía, a través de reglas rígidas y particulares, un austero estilo de vida pero se le reconocía un rol de prestigio come consejero pólitico y responsable de la beneficiencia pública. Además la adopción de una insignia con la cruz y dos ‘disciplinas’ (flagelo) pegadas, indicaba la llena adhesión de los cofrades al sacrificio de Cristo y a la penitencia de los flagelantes.
Durante los siglos XIII y XIV la Compañia incluyó entre sus afiliados unas personalidades de relieve del misticismo senés, como San Bernardo Tolomei y los Beatos Andrea Gallerani, Pietro Petroni y Giovanni Colombini, además de un grupo de discípulos de Catalina Benincasa, del cual hacían parte Gabriello di Davino Piccolomini, Sano di Maco lanero y Stefano di Corrado Maconi. En el 1379, después del estallido del Cisma de Occidente, la Santa escribió al prior y a los hermanos de la Compañia para exhortarlos en apoyar la causa del Papa Urbano VI contra el antipapa Clemente VII no sólo ‘espiritualmente’ rezando, sino también ‘temporalmente’ utilizando toda su influencia para convencer el gobierno senés para dar apoyo al ‘verdadero vicario de Cristo’. Al prinicipio del siglo XV, antés de entrar en la Orden franciscana, perteneció a la cofradía el joven Bernardino de los Albizzeschi, que maduró su vocación entregándose en el asistencia a los enfermos de peste refugiados en el vecino hospital.
Durante le época de la Contrarreforma la Compañia fué lugar de culto oficiado con frecuencia y regularidad por cinco capellanes asì como cinco eran los altares del oratorio, mientras que los cofrades se distinguían por las obras de caridad en favor de los pobres, de los prisioneros y del sitios misericordiosos más carentes. El patrimonio también creció gracias a las muchas donaciones para la salvación del alma que fueron realizados entre los siglos XVI y XVIII por distintos exponentes del patriaciado senés asì que en cuando el 1783 fué decidido un pagamento fiscal extraordinario para ayudar la reforma de la Universidad de Siena, la Compañia fué tasada como la institución más rica entre todos los lugares misericordiosos de entonces. Dos años después el gobierno granducal decretó la eliminación de las Confradías laicales de la Toscana pero salvó el patrimonio de la Compañia porquè fuè laicizada y transformada en Sociedad de ejecutores de misericordiosas disposiciones. Esta institución, desde hace más de dos siglos hasta hoy ha continuado a desempeñar sus importantes funciones de caracter social-económico en siena y en el territorio de su antiguo estado.
Los muchos salones de la Sociedad, hallados cerca del oratorio de la Compañia de Santa Catalina de la Noche cuidan un remarcable patrimonio historico-artístico que ha sido enriquecido en los últimos años gracias al descubrimiento de un interesante ciclo de frescos de inicios del Trescientos representano una Tebaide, salido a la luz largo la escalera que lleva a la sede de la Sociedad. Entre las obras salta a la vista la maravillosa Cruz de madera hallada en el altar izquierdo del oratorio que según la tradición convenció a San Bernardino a tomar los hábitos franciscanos.