La Basilica de San Bernardino a la Observancia

Los Fratres Divoti o de Observantia

Los frailes devotos u Observantes, constituyen una de las muchas corrientes reformistas de la orden franciscana que desde el siglo XIV dieron vida a muchas ramas de la misma orden y al final formaron parte de la Orden Franciscana de los Frailes Menores con la última reforma de 1987 atribuida al Papa León XIII.
Ya durante la vida de San Francisco, habían nacido distintas posiciones referentes al estilo de vida según el Santo, sobre todo en relación con el principio de Pobreza. De estas diferencias nació una rama llamada “conventual” guardiana de las memorias franciscanas conservadas en los monasterios y en las grandes basílicas y una rama llamada “espiritual” más extremista en la interpretación del principio de Pobreza.
El movimiento de la Observancia se desarrolló sobre todo durante el siglo XV como respuesta a la decadencia que la Orden franciscana estaba viviendo en aquel momento. Fue un motivo de restauración y reforma para no llevar a cabo la ruptura total de la Orden y portar nuevamente a todos los religiosos hacia la primordial y más rigurosa observancia de la Regla. Era una vuelta al ideal primitivo de San Francisco a la obediencia total de los legítimos superiores: “Regulam simpliciter in primaeva puritate observare”.
El primer iniciador de la Observancia en Italia fue el fraile láico Paoluccio Trinci, noble de Foligno, que en 1368 con el permiso de su superior, se retiró con algunos compañeros al eremitorio de Brogliano entre Foligno y Camerino para observar (seguir)rigurosamente la Regla. Pero su nombre fue enseguida relacionado con el de San Bernardino de Siena, el verdadero propagador de la Reforma de la Observancia. Trabajó con sus discípulos San Giovanni de Capestrano, San Giacomo de la Marca y el Beato Alberto de Sarteano, que gracias a ellos la Reforma se difundió en toda Europa y en Italia conoció un gran desarrollo.
San Bernardino, expuso claramente su personal interpretación del franciscanismo en las disposiciones a propósito de la Regla, gracias a las cartas enviadas a todos los cenobios franciscanos de Italia, para que no tuvieran dudas inherentes a la aplicación del principio de Pobreza. Leyéndolas se nota una concepción de la religiosidad profundamente conciliadora y respetuosa de las exigencias humanas: se afirma el principio de usus moderatus de las cosas, y de esta manera, no degradar el decoro requerido de los fines pastorales de la Orden. Distintamente de los Conventuales, los Observantes remarcaban su renuncia total a la propiedad. El espíritu de templanza y de racionalidad determinó su total aceptación tanto que los llamaron como mediadores de paz entre los Príncipes y las ciudades rivales. Después de la bolla Ite vos del 1517, Papa León X separó a los Conventuales y a los Observantes en dos familias franciscanas independientes.