“[…] In un giorno di lacrime,
nella taverna oscura,
bella la tua figura,
come un sole splendè.
Allor questo tuo popolo
Ti chiamò suo Conforto
dal dolore risorto
a la gioia per Te! […]”
Así canta el pueblo de Arezzo, el 15 de febrero de cada año cuando hay la fiesta grande de la “llena de gracia”, venerada por la población con el título de “Madonna del Conforto”, atribuido por los mismos ciudadanos que en varias circunstancias pudieron experimentar cuanto haya sido de conforto rezar a la Virgen en momentos de tristeza y de dolor.
En el lejos 1796, durante el carneval en el teatro de la ciudad había mucha gente descuidada a pesar de los tiempos dificiles que vivían. De repente un temblor de tierra golpeó la ciudad. Siguieron otros y toda la ciudad vivía en el continuo temor de una tragedia. Sino que aconteció algo prodigioso: el 15 de febrero, por la tarde, tres obreros entraron en una taberna dirigida por una mujer. A la pared había un retablito en barro cocido con la imagen de la Virgen, ennegrecida por el humo. Los cuatro presentes se enrodillaron enfrente de la imagen para pedir la intercesión de la Virgen. De repente, con grande maravilla de todos, la imagen se fué luminosa y bella. Fuera también el cielo que antes estaba todo negro, se fué claro y enseguida la noticia se difundió por toda la ciudad y en muchos llegaron a la taberna. Desde aquel momento la gente llegó por todas partes para venerar la imagen de la Virgen que fué trasferida en la Catedral donde en el 1815, fué costruida una capilla para colocar la imagen milagrosa. Desde entonces la imagen ha sido objeto de una grande devoción por toda la población de la ciudad y de los alrededores también.
Pero no todos saben que la imagen de barro cocido venía de Siena y era proprio la copia de la Virgen de Provenzano, traída en Arezzo por una mujer de Monte San Savino que había recibido la gracia pedida.