La Basílica de los Siervos de María
Llegada de los Siervitas en Siena
La Orden de los Siervos de María llegó a Siena en 1250,poco años después de su fundación en el Monte Senario (1233), en Florencia.
El obispo de Siena, Bonfiglio de los Ugurgeri, era disponible a tener intercambios con los nuevos órdenes mendicantes y es por eso que invitó a Alessio Falconieri, uno de los Siete Santos Fundadores, para que costruyese un convento en la ciudad.
Al principio los frailes se instalaron cerca de Castel Montorio, en la parte sur de Siena, fuera de las murallas en un terreno concedido por la familia Piccolomini. De esta manera se remarcaba la inclinación del Orden por tener una vida separada de la ciudadanía, a diferencia de los franciscanos y dominicos que desde un principio se mezclaban en la vida activa de las nuevas ciudades. En poco tiempo el Capitán del Pueblo y el Obispo insistieron para que los frailes se establecieran dentro de las murallas.
La mejor ocasión se presentó cuando en 1259 el cura tuvo que abandonar la antigua iglesia de San Clemente,ubicada en Castel Montorio, a causa del estado de total degradación en que se encontraba. El obispo de Siena Tommaso ofreció a los frailes este espacio abandonado para costruir su nuevo convento y los trabajos empezaron en 1263. La Orden tuvo creciente importancia gracias a la indulgencia promulgada por el obispo Rinaldo en los últimos años del Doscientos para todos aquellos que fueran inscritos en la Confradería laical de la Orden; en 1308 el Obispo Ruggero prohibió la costrucción de otro convento cercano a éste y en 1332 se destinó un terreno para costruir un eremitorio servita femenino; en 1317 y en 1328 en Siena se instituyeron dos capítulos generales de la Orden.
En la sede senesa de los Siervos de María vivió el beato
Gioacchino Piccolomini,que murió en el 1305, allí hicieron sus noviciados el Beato
Francesco Patrizi (1288) y San Pellegrino Laziosi (1290), figuras llenas de una grande fuerza taumatúrgica.