La Basílica de los Siervos de María
Pinturas en el Crucero - Derecha
La capilla de la derecha en dirección del altar estaba dedicada desde 1888 a la Inmaculada Concepción representada en la tabla realizada el mismo año por el pintor
Alessandro Franchi. El tema empezó a ser muy popular en el arte sacra después del reconocimiento otorgado por el Papa Pio IX en 1854 a el dogma que afirma que la Virgen María fué inmune deI pecado original desde su concepción. La Virgen coronada con doce estrellas está rodeada enmarcada con rayos en forma de almendra porque ésto nos recuerda la virginidad de María, con los pies apoyados en un cuarto de luna. Esto deriva de la visión de la Mujer, identificada como la nueva Eva, descrita por San Juan en el Apocalipsis. La Virgen, además aplasta un serpiente puesto sobre el globo terrestre, símbolo del pecado oríginal. Esta iconografía deriva de un paso del libro de la Génesis (3, 15) y significa que María es la Madre de Quien, sacrificando a sí mismo, vencerá contra Satanás librando a la humanidad de la esclavitud del mal. A los lados de la Virgen se notan a San Miguel Arcángel con la balanza y a San Clemente Papa siendo los dos Santos a quienes estaban dedicadas las dos parroquias reunidas en la iglesia de los Siervos.
La capilla adyacente en la derecha ha sido cambiada muchas veces según las obras que la decoraban durante los siglos. La familia Petroni, primera protectora de la capilla, ordena los frescos del trescientos de los cuales hoy se puede ver la Matanza de los inocentes y pone allí la Virgen del Belverde de
Jacopo di Mino del Pellicciaio, que hoy se encuentra en la segunda capilla de la izquierda. En 1602 se dedica la capilla a San Lorenzo y posteriormente, en el siglo XIX se decora con la Virgen del Pueblo de Lippo Memmi, hoy en la Pinacoteca Nacional. La obra fechada cuarto decenio del siglo XIV representa a la Virgen con el Niño que en la mano derecha tiene un pergamino con la inscripción ‘ yo soy el camino, la verdad’ y en la izquierda una cardelina símbolo de la Pasión de Cristo. Según la leyenda el pequeño pájaro se acercó a Jesús para quitarle una de las espinas de la corona y se manchó la cabeza que desde aquel momento fué colorada. La tabla hacía parte de un políptico más grande encargado por los frailes con la ayuda del Ayuntamiento y fué puesta en 1317 en el altar mayor donde estuvo hasta el siglo XVI cuando fué trasladada a la capilla derecha del crucero. Esta última pasando a través de varias familias, albergó la cruz de madera que antes estaba en el altar mayor pintado por Ugolino de Nerio en el cuarto decenio del siglo XIV. A los pies de Cristo moribundo está representado un fraile Servita orante, tal vez identificado como el Beato
Francesco Patrizi (1266-1328) cuyo cuerpo se halla dentro del altar. El Beato Francesco es, junto al contemporáneo Beato
Gioacchino Piccolomini, una de las figuras más significativas del Orden de los Servitas en Siena y testimonia con su vida la concretización de la fé vivida en total relación filial hacia la Virgen, porqué primero se dedicó a la cura de la madre terrena y luego a la oración y a la predicación.