La Concatedral del SS. Salvador en Montalcino

Zona Presbiterial

Al final de la nave central se encuentra el corazón de la Concatedral: el Altar mayor, proyecto de estilo neoclásico del arquitecto senés Agostino Fantastici del cual se conserva un dibujo realizado en 1828.
El Altar se encuentra en una colocación original: al centro tiene la fachada de un antiguo templo griego o romano que evoca la grandeza del sacrificio en la Misa. En la liturgía del antiguo templo de Jerusalén, el pueblo hebraico sacrificaba animales para el culto divino y en la Misa se representaba el único sacrificio perfecto, agradecido por Dios y acontecido solo una vez: el de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. El fiel une la ofrenda de su propia vida a la del Señor asemejándose a Cristo  cuando toma  su Cuerpo.
Detrás del altar se encuentra el Coro que recibe a los Canónicos del Capítulo para la Oración de las Horas que difunde en el tiempo cotidiano la Gracia de la Misa del domingo. El coro fue intarsiado y pintado por artesanos senéses en la primera mitad del siglo XIX. En el centro se encuentra  un facistol o atril de grandes dimensiones con la función de llevar el coral con las palabras y la música de la Liturgia de las Horas.
Siempre en la parte presbiterial, a lado del altar, se encuentra la Cátedra del Obispo. Es un trono de madera de producción senesa realizado entre los siglos XVI y XVII. Parece que antes estuvo uno más elegante, que se identifica con el que se encuentra conservado hoy en día en la Iglesia de San Egídio en Montalcino. Su presencia al interior de la Catedral se justifica ya que se considera al Obispo como sucesor de los Apóstoles. El Obispo tiene que defender y conservar el patrimonio de palabras y gestos de Cristo transmitidos por los Apóstoles  de manera tal  que la Palabra de Dios se mantenga intacta y pueda fructificar en cada época.