La Catedral de Santa Maria del Asuncion

Ambon de Nicola Pisano

El ambón o pérgamo es una estructura sobrealzada de la cual se proclama la Palabra de Dios a través de la lectura de la Epístola y del Evangelio. Siendo un sitio para anunciar le Resurrección de Cristo tiene una forma que hace pensar en el Sepulcro vacío del Señor resucitado. Muchas veces le llaman erróneamente púlpito que es un término que indica el lugar de la predicación. 
El ambón de la Catedral de Siena fué comisionado en el año 1265 al grande escultor Nicola Pisano que lo realizó alrededor del año 1268 con la colaboración del hijo Giovanni, de Arnolfo de Cambio y de otros dos ayudantes, Donato y Lapo. La idea del programa iconográfico, muy compleja y rica de significados simbólicos, se debe  como siempre a ilustres teólogos, profundos conocedores de las Sagradas Escrituras.

Está compuesto por una tribuna octagonal cuyos lados exteriores presentan relieves de mármol con la vida de Jesús y de la Redención en seis escenas: Nacimiento, Adoración de los Reyes Magos, Presentación al Templo, Matanza de los Inocentes, Crucifixión y Juicio Final. De esta manera los fieles reunidos enfrente del ambón para escuchar la Palabra de Dios, podían ver el contenido de la misma Palabra traducido en formas visibles cargadas de una extraordinaria plasticidad. 
La parte intermedia presenta una serie de pequeños arcos trilobulados con las figuras de los Profetas y Evangelistas ya que los primeros preanunciaron los acontecimientos contados arriba y los otros los transmitieron a través de los Evangelios. Los pequeños arcos  están separados por figuras femeninas sentadas que son las personificaciones de las tres Virtudes Teologales (Fé, Esperanza, Caridad), de las cuatro Virtudes Cardenales (Justicia, Prudencia, Fuerza, Temperancia) y representan todas,  la tendencia en el recibimiento de la Palabra de Dios y el fruto mismo de aquella Palabra. 
La parte inferior presenta nueve columnas en granito africano colocadas en el año 1329 en lugar de las originales. La columna central posa en una base con ocho figuras alegóricas, símbolo de las Artes Liberales y Filosofía: prácticamente encarnan el fundamento del saber, el medio a través del cual el hombre intenta elevarse hacia Dios. Las columnas laterales se  apoyan en manera alternada arriba de cuatro plintos y cuatro leones. Dos son leones y dos son leonas que simbolizan respectivamente Cristo león espiritual de las tribú de Juda y la Iglesia, su esposa. 
La base de la entera estructura fué añadida en  1543 porqué rehicieron toda el área litúrgica y desplazaron el ambón a el sitio actual. En el mismo año cambiaron la escalera para subir hacia la tribuna con la que se encuentra hoy en día. Dibujo del Riccio
Antes del año 1543 el ambón se encontraba, según la tradición, en el lado derecho de la nave central y no estaba entre dos pilares como se encuentra actualmente, sino en el espacio más abierto de la Catedral en un posición privilegiada presentándose en toda su imponencia como un complejo aislado. Una diferencia de su posicion actual es la orientación, ya que las escenas de la tribuna, hoy en día las más escondidas, antes orientadas hacia el altar mayor, eran las más visibles  a los fieles reunidos en la nave. 
Lo que aparece como un simple cambio de posición al interior del espacio de la iglesia en realidad representa un cambio total del sentido litúrgico de esta obra y del “diálogo” con los otros elementos simbólicos de la Catedral.
Lo que un tiempo la gente veía durante la lectura de la Palabra de Dios eran las dos escenas con el Juicio Final: Cristo resucitado juzga a los vivientes y a los muertos recibiéndolos en alma y cuerpo en la Gloria del Paraíso o enviándolos hacia el castigo eterno. Contemplando la escena, los fieles se identificaban en la multitud che recibe el juicio de Dios representada en los dos relieves y desplazando un poco la mirada, la gran Majestad en el altar mayor indicaba el destino conquistado por Dios para los hombres: la salvación y beatitud eterna. Levantando un poco los ojos hacia la vidriera ellos podían ver a la Vírgen que llega al Cielo como imagén de la gloria prometida por Dios para todos los hombres.

El ambón de la Catedral de Siena representa una de las grandes obras maestras de la historia del arte: la absoluta novedad del lenguaje formal que lo caracteriza será fundamental en el siguiente desarrollo de la escultura italiana. Nicola Pisano supo representar el misterio de Cristo en toda su realidad material realizando figuras de extraordinario naturalismo, profundamente vitales y expresivas. Todo ésto se relaciona con la grande renovación espiritual difundida por las Ordenes mendicantes: el mensaje que predicaban era de tener un Dios plenamente encarnado, humano y no sólo divino. Las esculturas de Nicola Pisano, llenas de realidad física y dramática, provocan, hoy como entonces, una profunda participación emocional en los fieles que en estas escenas contemplan  su grandeza.