Vida de Santa Catalina

Presentación

Santa Catalina de Siena es una mujer extraordinaria que, gracias a su personalidad y a la fuerza de sus acciones, ha tenido un enorme relieve en la historia de la Iglesia y de Europa, precisamente porque el siglo XIV, siglo en el que ella vivió, fue una época muy atormentada para la vida de la Iglesia y para la sociedad italiana y europea.

Nació en Siena el 25 de Marzo de 1347, hija del tintorero Jacopo Benincasa y de Lapa di Puccio de’ Piacenti. Gemela, es la vigésimo cuarta de 25 hermanos y hermanas. A la edad de seis años tuvo su primera visión de Cristo con vestiduras papales, acompañado por los apóstoles Pedro y Pablo y el evangelista Juan. Esta experiencia marcó toda su vida, tanto que a la edad de siete años hizo voto de virginidad perpetua. Encontró la oposición de la familia, hasta que un día el padre la sorprendió en oración con una paloma aleteando sobre su cabeza.
Recibió en 1363 el hábito de terciaria dominica. Su vida continuó en la oración y en la penitencia. A los veinte años aprendió a leer, recibió la alianza de las bodas místicas con Jesús, dictó las primeras cartas y tuvo inicio su actividad de caridad hacia los pobres, los enfermos y los presos, a menudo correspondida con ingratitudes y calumnias. Su figura atrajo los primeros discípulos: los llamaban por escarnio “caterinati”.

Cuando la fama de su santidad se difundió, fue protagonista de una intensa actividad de ayuda espiritual hacia cualquier categoría de personas: nobles y políticos, artistas y gente de pueblo, devotos y eclesiásticos, incluso el Papa Gregorio XI que en aquel periodo residía en Aviñón y que Catalina exhortó enérgicamente y eficazmente a que regresase a Roma.

Catalina sufrió mucho, como la mayoría de los Santos. Ciertas personas desconfiaban de ella hasta tal punto que, en 1374, seis años antes de su muerte, el Capítulo General de los Dominicos la convocó en Florencia para interrogarla. Le pusieron al lado un fraile erudito y humilde, Raimondo da Capua, futuro Maestro General de la Orden de los Predicadores. Llegó a ser su confesor y su “hijo espiritual” y escribió la primera biografía completa de la Santa.

A la muerte del Papa Gregorio XI, su sucesor Urbano VI fue obstaculizado por el colegio cardenalicio que eligió el anti-papa Clemente VII, dando inicio al Cisma de Occidente. Catalina usó y agotó toda su energía para que reconocieran la autoridad de Urbano VI: murió de dolor por la Iglesia dividida el 29 de Abril de 1380 a la edad de 33 años. Fue proclamada Santa en 1461 por el Papa senese Pio II; Patrona de Italia por Pio XII; Doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI; y Patrona de Europa por Juan Pablo II.