Santuario-Casa de Santa Catalina

Presentación

¿Por qué el lugar más representativo de la Santa es su casa y no un convento? Porque Catalina pertenecía a la Tercera Orden de los Dominicos, los cuales no vivían en conventos. Después de vestir el hábito de terciaria, Catalina continuó a vivir en su casa natal siguiendo la nueva manera de vivir la consagración a Dios iniciada por San Francisco y seguida, a continuación, por Santo Domingo.

La institución de las Terceras Órdenes representó la respuesta para todos aquellos fieles laicos, hombres y mujeres, que, sin vivir en un convento como los frailes, deseaban practicar una intensa vida cristiana, inspirada a la espiritualidad de uno o del otro Padre fundador. Las Terceras Órdenes Seculares ofrecen la posibilidad de vivir la fe en el mundo. Ya desde el siglo XIII, esta forma de “santidad laical” conquistó un gran número de personas, gracias a la fuerza de su mensaje: es decir, vivir el Evangelio y la llamada a la santidad en todas las fases de la vida porque la santidad no está reservada a algunos, sino que asume un carácter universal.

La figura de Catalina es un ejemplo emblemático: pasó su existencia dentro de las paredes domésticas y por las calles de la ciudad en vez de vivir en un convento. Fue una laica, no una monja y esto no le impidió de entrar en comunión profunda con Dios y seguir sus enseñanzas.

El Santuario está formado por varios ambientes: una vez atraversado el Pórtico de los Pueblos, se llega a un pequeño atrio con una galería del Cinquecento, seguido de otro. En el lado derecho de este último, se encuentra la iglesia del Crucifijo y la Capilla de las Confesiones. En cambio, por el lado izquierdo, entramos en el Oratorio de la Cocina. Junto a este Oratorio, una escalera nos lleva al piso inferior donde está el Oratorio del Dormitorio.